La estantigua en la "Epopeya Castellana"
Según recoge Méndez Pidal en su libro de leyendas folklóricas de Castilla "La Epopeya Castellana a través de la Literatura Española". Existe una leyenda que cuenta lo siguiente:
"Estando una noche el rey de León Fernando I en la iglesia de san Isidoro, indeciso desde hacia tiempo de tomar parte en la reconquista de España. Temeroso de lo que esto supondría en perdidas de vidas humanas entre sus ejércitos, y pensando que no podrían vencer a los ejércitos moros. Puesto que si finalmente eran derrotados los castellanos, los árabes tendrían cancha libre para conquistar las ciudades liberadas años atrás, violando, saqueando y extendiendo un mar de sangre, y de mujeres y niños degollados a su paso en el nombre de Ala. Estando el Rey Fernando I como ya digo en la iglesia de san Isidoro en León. Cuentan que una noche vísperas de la batalla de las navas de Tolosa, un gran estruendo aterrorizo a los habitantes de la ciudad. Parecía como si la tierra se derrumbara, como si en medio de la noche un ejercito formado por miles de guerreros atravesara a caballo la propia capital. Al escuchar esto, el rey Fernando se alarmo, y mas aun cuando en la puerta de la iglesia escucho los golpes secos en la noche de alguien que llamaba. Acercándose con cautela y desconcierto abrió el portón de la iglesia, y con asombro vio a los fantasmas de Rodrigo Díaz de Vivar y Fernán González. Tras ellos un innumerable ejercito de fantasmagóricos caballeros y guerreros muertos en viejas batallas desde los tiempos de la guerra de Covadonga cabalgando en huesudos caballos levantados de sus tumbas que atravesaban la ciudad. Eran los espíritus de los viejos héroes que reclamaban su presencia en las Navas de Tolosa. Le dijeron que uniera a su ejércitos y que con valor marchara y se uniera a los otros nobles que participaban en la reconquista. Ellos eran fantasmas muertos en el pasado en lucha contra los moros, y habían despertado desde sus tumbas para acudir también a tan decisiva lucha. Este suceso despertó el corazón bravo de Fernando I, el cual marcho con su armada a las Navas donde como resultado todos conocemos la victoria fue del bando de los hispanos, en decisiva batalla por la reconquista de España."
Otra versión de esta misma leyenda cuenta que, en la negra noche estando los aldeanos temerosos de los desmanes de los árabes, los cuales los tenían sometidos a todo tipo de vilezas, tiranía y abusos. En la víspera de la batalla de las Navas, un gran estruendo de cabalgar asusto a los habitantes, los cuales al despertar y salir de sus casas a ver que ocurría, vieron un fantasmal ejercito de caballeros muertos. Los cuales golpeaban las puertas de todas las humildes viviendas despertando a los lugareños, incitándoles a que cogieran azadas, hoces, guadañas, cuchillos, picos o palas cualquiera que fuera el arma. Y se les unieran a ellos (a los muertos) para terminar con la tiranía, luchando en la guerra de las navas de Tolosa. Puesto que ellos eran los antiguos guerreros caídos en las viejas batallas contra los moros, y ahora habían despertado de sus tumbas para luchar junto a los vivos en una nueva guerra, despertando así el orgullo y coraje de los campesinos.
Estas leyendas son muy similares al pasaje del señor de los anillos, cuando Aragorn recurre a los muertos del sagrario para que acudan a la batalla a liberar a la tierra media. Realmente la Estantigua (Hueste antigua), la santa compaña, la Guestia asturiana y tantas otras representaciones similares en la geografia hispanica, son reminiscencias de los tiempos germanicos. Estas tradiciones estan emparentadas con la Jauria de Wotan